
El disco tiene un arranque abrupto con "100 years", quizás lo que más se parezca a un single potencial del disco (a pesar de que el single extraído fue la apocalíptica "the hanging garden"). Pero el núcleo duro del disco empieza con la segunda canción, "A short term effect", y las 4 posteriores. Yo muchas veces me pongo las 5 seguidas y realmente, atrapa. Eso sí, no es un disco de los que entran a la primera. Pero es un disco rexona: "no te abandona". El clímax llega con la tríada de canciones "Siamese twins"-"The Figurehead"-"A strange day". Peazo trío. Realmente todo lo que hoy en día reconocemos como "marca de la casa" de lo "siniestro" está contenido en estas tres canciones. Predominan las guitarras afiladas, que contrastan con unas melodías melancólicas que aparecen enterradas bajo un "muro de sonido", sin olvidar la fuerte presencia de la percusión en todo el disco, un bajo y batería gruesos, primitivos, casi tribales, orgánicos, a contra corriente de la moda sintética y ligera de la época. Para finalizar el álbum, tenemos las dos canciones con un tratamiento sonoro más radical, quizás demasiado y todo: "Cold", dominada por un órgano mortuorio, cosa que la haga quizás demasiado obvia y démodé, y, sobre todo, "Pornography", sus atmósferas y su genial uso del sampler, la batería al estilo "me estoy cayendo por unas escaleras" y una base magmática de guitarras abrasivas.
¿Y las letras? Fantasías de muerte, destrucción, sexo y violencia emocional en un disco que sus autores compusieron y ejecutaron completamente pasados de drogas. Pero es que esto es mucho más que un "walk donde the wild side" à la The Cure. Primero, porque es difícil superar la belleza de las letras de "siamese twins" o "the figurehead" y, segundo, porque yo me inclino más por ver al disco como una especie de terapia de shock para Robert Smith, quien no se atrevió a realizar la verdadera secuela de este álbum hasta 7 años más tarde, con "Disintegration". Al fin y al cabo, Robert podría haber sido un mártir del rock más, como Ian Curtis y, de hecho, la influencia de Joy Division planea en todo el disco. Pero el mismo Robert nos avisa en los versos que cierran el álbum, cual "drama queen", que renacerá de las cenizas como el ave fenix: "I must fight this sickness, find a cure". Así pues, Robert Smith nos hartaría con canciones pop azucaradas durante los 5 años siguientes, y que conste que a mí me encanta el pop y las canciones que salen en anuncios de yogures.
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