viernes, 28 de marzo de 2008

Mis 8 discos de los 80 (III)

El recuerdo que ha quedado de los 80 es el de una década superficial, de música sintética y artificiosa, de cardados y hombreras (y Hombres G). De acuerdo, los 80 fueron esto, pero también hubo unos 80 indies (ya hemos sacado por aquí a los Smiths) y, lo que me interesa para estas dos reseñas que vienen ahora, unos 80 minimalistas. Sí, he dicho mi-ni-ma-lis-tas, no me he equivocado de palabra.

Nos situamos en el difuso cambio de década que daba lugar a los 80, una época en que los últimos coletazos del punk todavía convivían con la disco music (recordad "El bote de colón"), donde la estética "hung up" era lo que predominaba (Siouxsie todavía no había puesto de moda el pelo cardado), y donde los dioses de la música eran unos eclécticos y crecidos The Clash que con "London calling" reinaban absolutamente (por lo menos entre el público proto-indie). En esta época nebulosa, se empezó a perpetrar una revolución silenciosa desde sellos independientes como Rough Trade o Cherry Red. Sin pretensiones y seguramente sin ningún tipo de intencionalidad, pero todo ello, con los años, desembocó en una nueva manera de entender el pop. Una revolución, por cierto, que a menudo tenía voz de mujer.

Young Marble Giants - Colosal Youth (1980)

Madre mía, todavía no tengo palabras para describir qué tiene este disco, que descubrí relativamente hace poco (ahora hará 3 años), que lo haga tan imprescindible en mi vida. "Colosal Youth" fue el único LP de Young Marble Giants, una fugaz banda de Cardiff formada en1979 por Alison Statton y los hermanos Moxham, tres freaks fuera de lugar y de época, a quienes no sonrió el éxito comercial y que de hecho, mientras duró el grupo, no salieron de su Cardiff natal. Stuart Moxham, el instrumentista, fue el pequeño genio del grupo. "Colosal Youth" es, en muchos aspectos "su" obra.

Nos encontramos ante un disco minimalista pero cálido, vanguardista y postpunk, pero a la vez inspirado en la música de feria (literalmente), la música de variedades y las sintonías de radio de mediados de siglo XX. Sí, todo esto cabe en un órgano sacado de otro tiempo, un bajo grueso, una guitarra rítmica rabiosa que no sólo ritma, sino que edifica, estructura, humaniza y armoniza las canciones, una prehistórica caja de ritmos que suena como una pelota de ping-pong y unas melodías y ganchos aparentemente tontos y, en realidad, sublimes. Canciones que parecen esbozos, haikus musicados, y que en realidad son bonsais cuidadísimos. Igual que hay dos tipo de pollas, las shower y las grower, hay dos tipo de discos. Y ya sabéis a qué categoría pertenece "Colosal Youth": en frío, a la primera de cambio, engaña, y crece exponencialmente escucha tras escucha.

Hay que destacar también el contrapunto femenino del grupo, la inquietante y hierática voz de Alison Statton, una voz que es toda una anomalía en la historia del pop, y que tendría una brillantísima continuación con el proyecto Weekend, junto con Simon Booth y Spike: "La Varieté", de 1982, otro disco emblema y un título que es toda una declaración de principios. El disco que inauguró el movimiento lite-jazz y que no hemos incluido en nuestra lista (pondré "La Varieté" en un listado de "discos que podrían haber entrado a mi lista"). Después de años de inactividad, Alison retomó su carrera a finales de los 80 en proyectos más mediocres (aún así, su versión como "Devine & Statton" del "Bizarre love triangle" es muy superior a la de Jewel e incluso supera el original de New Order -Peter Hook dixit-). Os linqueo un post que analiza el rol modesto pero decisivo que ha tenido la figura de Mme. Statton en la historia del pop.

El de Young Marble Giants se un legado que todavía falta investigar y descubrir. Y es una lástima que el revival postpunk de los últimos años se haya hecho poco eco de los YMG. Porque sin Young Marble Giants no hubieran existido, por poner un ejemplo, los Nirvana (¿sorprendido/a? pues YMG era uno de los grupos más citados por Kurt Cobain y, para comprobar este inesperado influjo, sólo hace falta escuchar seguidas la maravillosa triada formada por las canciones "Salad Days", "Credit in the straight world" -que, por cierto, versionó Courtney Love- y "Brand-New-Life": sí, ahora ya sabes de dónde sale el riff de "Smells like teen spirit" y la manera de rascar la guitarra del "Unplugged"). Y no sólo se trata de Nirvana (el ejemplo más célebre y, de hecho, en unas coordinadas musicales muy alejadas). Es que todo el lo-fi y el twee-pop ochentero, noventero y de los 2000 no se entienden sin YMG. Sí, el minimalismo ya existía antes, YMG cogen muchos trucos prestados de la Velvet (¿quién no lo ha hecho en los últimos 40 años?), pero la forma de presentar el conjunto, el sentimiento, el "duende" único e irrepetible de este trío, su indescriptible aire retrofuturista, es lo que marca la diferencia. Todavía estás a tiempo de descubrirlos. Nunca la frialdad y la sensualidad estuvieron tan cercanas.

Por cierto, YMG se han reunido hará más o menos un año, y actúan en el próximo Primavera Sound. Hasta han creado su myspace.

Marine Girls - Beach Party (1981) / Lazy ways (1983)


Fueron de las primeras en aplicar las recetas aprendidas de Young Marble Giants a la música pop. Pero fue para hacer una cosa ligeramente diferente. En lugar de las composiciones robustas de Stuart Moxham tenemos a unas adolescentes que ni saben tocar ni saben cantar. Y, de hecho, este regusto amateur es la gracia y desgracia de las Marine Girls.

¿Quién había detrás de este trío de chicas marinas? Pues para empezar Tracey Thorn, que después sería la mitad de Everything But The Girl y otro dúo de hermanas, las hermanas Fox: Jane Fox, la otra mitad compositora del grupo, y Alice Fox, la otra mitad cantante. El primer disco de Marine Girls fue publicado el 1981, cuando Tracey y Jane sólo contaban con sólo 17 años (y Alice con 15!!!). Pero "Beach Party" no es acné-pop: detrás de la incompetencia vocal y de técnica instrumental hay un talento y sobre todo un exquisito gusto musical por empastar el pop minimalista de guitarras aprendido de Young Marble Giants con la herencia de los grupos de chicas de los años 50 y 60. Sí, Marine Girls fueron "las Supremes de Herfortshire", con sus juegos vocales de ambrosía (a pesar de la falta de técnica vocal de Alice y Tracey, aunque esta última llegaría a ser, con los años, una de las mejores vocalistas del pop indie, así que chicos y chicas que hacéis vuuestros primeros pinitos: no os desaniméis).

Marine Girls fabricaron joyas pop de menos de 2 minutos, con unas letras entre naif y protofeministas (como la entrañable "Honey", cantada por Tracey Thorn). Y demostraron que, si no tenías brazos para tocar la bataca, pues podías coger unas congas y una caja de ritmos, prescindir de la percusión e incluso mejorar el resultado: realmente no me imagino las canciones de Marine Girls con batería. El resultado es fuertemente evocador y la referencia al mar no es anecdótica. Marine Girls son pop costero: canciones por disfrutar en un verano gris y fresco en un resort inglés, rodeado de jubilados, en un pueblo costero kitsch de esos de los que Morrissey decía que Hitler se había olvidado de bombardear.

"Lazy Ways" es la continuación y perfeccionamento de la fórmula Marine. Antes, no obstante, tendríamos que justificar por qué hablamos de dos discos del mismo artista y no de uno: juntos suman un minutaje de unos 45 minutos, desde que se reeditaron, los dos se vendieron en un solo CD y, realmente, las canciones del segundo disco son una continuación natural de las del primero. De hecho, un año antes de este segundo lanzamiento, Tracey Thorn ya había sacado un disco en solitario y había formado Everything But The Girl con su chico, Ben Watt (ay que risa, por cierto, el traductor castellano-catalán me ha puesto "bien vatio"). A lo que íbamos, la tensión soterrada entre Tracey y las hermanas Fox planea en cierto modo sobre el disco, pero esta tensión da unos resultados maravillosos, aunque supusiera el fin de la banda, contando ahora con ni más ni menos que con Stuart Moxham (Young Marble Giants) como productor. Nunca las voces de Tracey y Jane empastaron tan bien como en la deliciosa "Second sight", una canción por la cual muchos darían una vida y que yo estuve a punto de poner de banda sonora en mi boda; nunca Marine Girls fueron tan audaces como cuando se atrevieron a versionar el "Fever", en una versión encantadora e irónica, que incluso supera la que haría Madonna en los 90, y nunca sonaron tan melancólicas y cálidas como en el título que da nombre al disco, "Lazy ways". Por cierto, Marine Girls también estaban en el top 50 de Kurt Cobain (¿nuevamente sorprendidos?). Podéis encontrar más información sobre las chicas marinas en este maravilloso artículo que hizo un entregado fan. Realmente cuesta bastante encontrar información sobre Marine Girls en la red. En Youtube sólo hay un vídeo defectuoso del "A place in the sun". Ahora bien, vale la pena mirarselo por lo kitsch no ya del escenario del vídeo sino de los horribles peinados DIY estilo "me acabo de despertar" y que tanto furor harían en los 80 (y que aún hacen furor entre el colectivo okupa). Tot ello hace que ser fan de ellas sea algo así como formar parte de un selecto club de privilegiados (¿o era de freaks?). O tal vez no tan selecto, si tenemos en cuenta que todo el Donosti Sound, desde Aventuras de Kirlian a La Buena Vida, es en gran parte un homenaje a las chicas marinas.

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